Cristina Fernández participó de la III Cumbre de América del Sur y Países Árabes en Perú y pidió por Palestina

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La presidenta Cristina Fernández participó en Lima, Perú, de la III Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA), un foro de coordinación política y cooperación entre los países de estas dos regiones. La mandataria fue recibida por el presidente de Perú, Ollanta Humala, en el Gran Teatro Nacional de Lima, donde se desarrollan las deliberaciones.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN LA III CUMBRE DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DE AMÉRICA DEL SUR Y PAÍSES ÁRABES, EN LIMA, PERÚ

“Muy buenos días a todos y a todas. Ante todo, señor Presidente de la hermana República del Perú, Ollanta Humala, agradecerle, no solamente la excelente organización de este evento, sino también la cálida recepción de su pueblo. Anoche llegué muy tarde y un centenar, una nutrida concurrencia de jóvenes peruanos con banderas argentinas, me esperaba en la puerta de mi hotel con consignas referidas a nuestra identidad y a la identidad del pueblo peruano en lo que es la cuestión de las soberanía sobre las islas Malvinas y en gesto de solidaridad y amistad con nuestro país, que son históricos, y realmente sentí que estaba en casa. Más allá del protocolo, que siempre todos los países del mundo exhiben en sus lugares, sentí que me estaban recibiendo en mi casa, sentí que estaba realmente en América del Sur. Así que, quiero agradecerle ese gesto. Ya entrando directamente en la cuestión de esta tercera reunión de la UNASUR con los países árabes, yo quisiera rescatar…seguí muy atentamente la exposición de quienes hicieron uso de la palabra en la ceremonia de apertura, especialmente, la del Secretario General de la Liga Árabe y quisiera rescatar algunas cuestiones. Me acuerdo que con una fina ironía y elegancia típica árabe, se refirió, por ejemplo, a la depredación del patrimonio cultural del mundo árabe diciendo que parte de su patrimonio está disperso por diversos museos del mundo. Eufemismo y elegancia porque sabemos que, en realidad, no están dispersos por todo el mundo, están en los museos de Europa, fundamentalmente, y de los Estados Unidos. No va a encontrar en ningún museo de la América del Sur ningún objeto que pertenezca a la cultura árabe, como tampoco vamos a encontrar, seguramente, en ningún país árabe ningún objeto de nuestra propia cultura de los pueblos originarios que también muchas veces los tenemos que ver en distintos museos de los países desarrollados. ¿Qué tendrá que ver esto con lo que viene después? Y tiene que ver, porque todo está íntima y directamente vinculado con lo que ha sido y sigue siendo, por lo menos hasta ahora, la organización del mundo tal cual se concibió luego de la Segunda Guerra Mundial y que ha comenzado a presentar relevantes signos de cambios. El Secretario General de la Liga Árabe, ha destacado una vez más, la necesidad urgente de cortar lo que –y coincido absolutamente con él- consiste en el nudo gordiano de lo que es la cuestión de Medio Oriente, un verdadero nudo gordiano también en cuanto a la seguridad del mundo y que es lograr que Palestina sea reconocida como Estado dentro de su territorio y sea miembro pleno de Naciones Unidas. No lo hacemos desde un lugar meramente ceremonioso o protocolar porque estamos reunidos con los países árabes. Porque sabemos lo que significa la ocupación territorial porque sufrimos en nuestras islas Malvinas la ocupación territorial, porque somos también todavía un país que tiene un enclave colonial en pleno siglo XXI, por eso somos también totalmente solidarios con el pueblo palestino y con sus manifestaciones. También mencionó el Secretario General, como también lo hizo el Presidente del Líbano, la multiplicidad de lazos históricos y demográficos que tenemos con la comunidad siriolibanesa en toda la América del Sur. Bueno, ni qué hablar en mi país donde provincias enteras son de origen siriolibanés, donde hemos tenido también primeros mandatarios de ese origen y donde tiene un peso específico también en lo cultural. Es más, debo contarles un secreto: cuando hoy estaba mirando el magnífico video que preparó el Perú para mostrarnos esto de la unidad de la cultura árabe y nuestra cultura en América del Sur, descubrí que los alfajores, que estaba convencida que eran un invento argentino, descubrí que, en realidad, es un descubrimiento o un arte culinario de ustedes. Debí presuponerlo porque estaban con el prefijo “al”, alfajor, sí, con lo cual todos sabemos que en la cultura hispano, todo lo que tiene el prefijo “al”, tiene origen arábigo, bueno, de lo que fue la cultura árabe precisamente en la Península Ibérica. Pero siguiendo con lo manifestado en cuanto a la cuestión también de la no proliferación nuclear, un tema clave hoy también en la cuestión de Medio Oriente y con la autoridad moral que no da ser a nosotros la República Argentina un país con gran desarrollo nuclear, pero al mismo tiempo, de hecho muchos países árabes cuentan con usinas nucleares que han sido diseñadas, ejecutadas en su combustible y en su puesta en marcha por mi país la República Argentina. Hay usinas…generadores en Egipto, hay en Argelia y creo que también hay uno en Irán. Por lo tanto, también al mismo tiempo de ser y tener expertis de la ciencia nuclear, también somos líderes en materia de no proliferación nuclear. O sea, del uso pacífico…o con todos los fines que hagan el bien a la humanidad. Y reclamamos también, como lo hace el Secretario General de la Liga de las Naciones Árabes, que se cumpla la Resolución Nº 1, del año 1946, de la ONU en cuanto a que la no proliferación nuclear sea aplicada a todos los Estados del mundo y que conformamos parte de Naciones Unidas. Porque uno de los graves problemas que vengo sosteniendo en todos los foros, en Naciones Unidas y aquí también, es que existe un doble estándar en lo que hace al cumplimiento de los organismos multilaterales. Aquellos países que tienen el privilegio de ocupar un sillón en el Consejo de Seguridad, pueden violar sistemáticamente todas y cada una de las resoluciones de Naciones Unidas. Nosotros lo vivimos en carne propia como también lo vive el pueblo palestino. Cientos de resoluciones de distintos organismos multilaterales, una veintena de resoluciones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, varias resoluciones del plenario de Naciones Unidas en materia de que Inglaterra se siente a negociar con la Argentina la cuestión soberana de las islas Malvinas, son absolutamente desoídas por el Reino Unido. Igual que otros países desoyen la necesidad de que Palestina cuente con un territorio independiente y creo que esta es una de las claves también, para poder abordar definitivamente un problema que está entre otras cosas… Alguien hablaba de la Justicia, pero la justicia solamente se puede dar en un marco de igualdad. Si no hay igualdad entre los que hablamos, jamás puede sobrevenir el valor justicia. Por eso es muy importante esta reunión que estamos haciendo hoy, la tercera, pero que no quede solamente en cuestiones abstractas. Vivimos momentos muy difíciles, no solamente en materia de lo que está pasando en Siria, donde también abogamos, como todos lo han hecho, por una solución negociada, sin intervencionismo extranjero, como queremos fundamentalmente que no creemos en el lenguaje de las armas, creemos en el lenguaje de la diplomacia, y creemos fundamentalmente que no debe haber injerencia ni de un lado ni del otro para que los países puedan resolver su conflictividad. Y también estamos observando una creciente, no solamente en la cuestión vinculada al incremento de la inseguridad y de la violencia y de la falta de solución pacífica de los conflictos, sino también,  paralelamente, un incremento muy fuerte de lo que pareció ser una crisis que se terminaba por allá, por el 2009 o el 2010 en materia económica, y que, sin embargo, sigue profundizándose cada vez más y con una creciente tendencia por parte de los países, precisamente que han causado esta crisis, de volcar las consecuencias de la crisis en aquellos países, como nosotros, todos los que estamos aquí, emergentes, que con nuestro crecimiento hemos sostenido en la última década, el crecimiento de la actividad económica mundial. Por eso creo que este espacio, no solamente debe destinarse al reclamo de lo que estamos haciendo como en mi caso el de Malvinas, como en el caso también de Palestina, sino también de comenzar a articular estrategias y políticas claras, objetivas y concretas que fomenten la articulación económica, política Sur-Sur y que permitan, precisamente, entre las economías complementarias sostener el desarrollo y una política de inclusión social que ha sido un poco el signo, como marcaba el presidente Ollanta Humala, de esta región de la América del Sur libre de enfrentamientos étnicos, religiosos y donde las diferencias se pueden dar solamente en el marco de la política y además, se resuelven en el marco de la democracia en elecciones libres. Y podemos exhibir ante el mundo una región, como hablábamos hoy con colegas de aquí de la América del Sur, con presidentes o presidentas, muchas veces con distintos puntos de vista, muchas veces con distintas visiones, pero también con una acción de unidad en cuanto a lograr la estabilidad de la región y permitir políticas que nos permitan seguir incluyendo a millones de compatriotas que aún no cuentan con los bienes y servicios como sucede en la mayoría de los países emergentes. Quería también referirme al tema de la responsabilidad que en la resolución de la cuestión de Medio Oriente tienen los grandes países desarrollados. Conozco todo el Magreb, he estado en Egipto, he estado reunida con el nuevo Presidente egipcio también con motivo de la última reunión plenaria de Naciones Unidas en Nueva York, conozco Túnez, conozco el Magreb, conozco Argelia, Egipto, Libia y creo que uno de los deberes, tal cual lo he manifestado en Naciones Unidas, es entender que la Primavera Árabe y que algunos creyeron y calificaron como que de repente los países árabes querían abandonar sus costumbres, sus creencias y de repente volcarse a una suerte de occidentalización, exige una mirada más reflexiva y, sobre todas las cosas, más inteligente de lo que sucede en Medio Oriente. Yo creo que cada país tiene el derecho a vivir de acuerdo a sus creencias, a su religión y también, como lo marcó el Presidente del Líbano, con un pleno respeto a los derechos humanos, que ese sí es un valor absolutamente universal y que nos vincula a todos. Por eso creo que la demanda de hoy de muchísimos países hermanos de Medio Oriente, que también es nuestra propia demanda en cuanto al reconocimiento del Estado palestino, no debe quedar solamente allí; debe quedar en lograr, como hemos logrado también un fuerte crecimiento del intercambio comercial entre los países de una y otra región, en políticas mucho más activas de cooperación, de articulación, de transferencia tecnológica que permita un desarrollo armónico de nuestros países. Estamos ante una crisis que no va a resolverse en el corto ni en el mediano plazo. Es más, las medidas adoptadas por los países desarrollados, desarrollados porque, bueno, así se autotitulan, en realidad no están haciendo más que agravar las crisis que terminan también impactando en las economías emergentes por caída de la demanda, por caída de las exportaciones, por caída de las importaciones. El precio de muchos de los commodities de los países que conforman el mundo árabe, depende también de que el mundo mantenga un nivel de actividad económica que demande esos commodities, porque, evidentemente, si sigue decayendo la actividad económica, si sigue habiendo menor actividad en las fábricas y en las industrias y más despidos, obviamente también, los precios de los principales commodities de estos países, llámese petróleo, llámese gas, van a tener un impacto. Lo decimos también nosotros, uno de los países emergentes, que como grandes potencias agroalimentarias también tenemos impacto, tal vez menos, porque aún los que no tienen trabajo van a querer comer, pero si las fábricas se cierran, va a hacer falta menos gas, menos petróleo. Por eso creo que hay intereses comunes en grandes regiones y por eso creo que debe haber una articulación inteligente entre los intereses de nuestros países en mejorar las condiciones, el intercambio comercial que no debe verse más como fue originalmente y como siempre nos concibieron los países desarrollados a los países emergentes: meros clientes en donde los términos del intercambio siempre eran negativos para los países emergentes y siempre eran positivos para los países productores de manufacturas. Por eso, para nosotros es muy genuino, es muy de nuestro ADN rechazar todo intento de ocupación y, por sobre todas las cosas, intentar seguir colonizando territorios, colonizando pueblos. En este mundo del siglo XXI es necesario terminar con los últimos vestigios de ocupación colonial. El Comité de Descolonización creado en los años 60 de Naciones Unidas, ha cumplido una brillante tarea, pero todavía faltan 16 países aproximadamente que tienen grados de colonización, la mayoría de ellos por el Reino Unido. Creemos entonces que es necesario no quedarnos en las cuestiones abstractas o solamente declamatorias, sino, a partir de lo que pueden hacer nuestros cancilleres, nuestras gestiones, nuestros gobiernos, nuestras giras, articular esto que se torna imprescindible para un mundo con muchos desafíos, con muchos peligros como los que hoy está viviendo el mundo y que si se siguen profundizando, van a afectar la estabilidad, no solamente de aquellos países que pueden ser vistos como foco “de conflicto”, sino que van a afectar la estabilidad global. Por eso, la demanda de resolución pacífica de conflictos; por eso la demanda de multilateralismo a rajatabla; por eso la demanda de respeto a las resoluciones de Naciones Unidas; por eso la demanda de respeto a las resoluciones del Comité de Descolonización; por eso la demanda de reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un instrumento que fue creado cuando el mundo temía el Holocausto Nuclear, por eso la Resolución Nº 1 de 1946. El problema no es el Holocausto Nuclear, hoy el problema, precisamente, radica en el hecho de conflictos focalizados que tienden a extenderse en una determinada región y arrastrar al mundo a partir de un pingüe negocio de la industria armamentística que no está, precisamente, localizada en los países emergentes, sino en los países desarrollados. Una demanda que también tiene que ver con una Organización Mundial del Comercio, una OMC, mucho más justa que la que hoy integra. Para darles un ejemplo y terminar: en esto del proteccionismo que se nos acusa a muchos países, se nos conforman paneles donde de un jurado de 24, 22 lo integran miembros de países desarrollados que han tenido y tienen prácticas absolutamente proteccionistas, barreras paraarancelarias fitosanitarias que impiden, precisamente, el ingreso de productos de primerísima calidad de nuestros países a sus países. Entonces, creo que con lo que hay que terminar es con un nivel de hipocresía; yo siento un gran nivel de hipocresía en muchísimas reuniones en las cuales todos sabemos de qué se trata, todos venimos, damos un discurso, nos vamos y luego todo sigue igual o, mejor dicho, sigue peor. Porque después de cada reunión, nos encontramos siempre con que se ha desatado un nuevo conflicto, un nuevo país donde de repente se ha descubierto que ese país, que había sido calificado como un país modelo, ya no califica como tal y los que tuvieron intervención allí, el Fondo Monetario Internacional, las calificadoras de riesgo, siguen con el dedo señalando a los países pese a haber caído una y mil veces en cientos de equivocaciones que son las que tienen al mundo como está hoy. Discúlpenme la vehemencia en la exposición, pero realmente he participado en tantos foros internacionales, me gustan mucho también la relaciones internacionales y creo, sinceramente, que solamente un mundo más justo y más seguro se va a poder dar a partir de un concepto de mayor igualdad entre los países, no solamente que conformamos este foro, sino los que conformamos el foro de Naciones Unidas o cualquier otro foro y poner en práctica un verdadero multilateralismo que hasta ahora solamente figura en los discursos y en los tratados que hemos escrito y suscripto todos los que estamos sentados aquí. Yo quiero saludar a los países del mundo árabe, quiero saludarlos por su extraordinaria cultura, quiero saludarlos también por lo que aportan y siguen aportando y por lo que muchos han tenido que sufrir porque en la mayoría, como también los países de la América del Sur, han sido colonias que luego han logrado su independencia. Y la verdad que muchos hemos logrado una independencia política y económica, pero no nos ha bastado para poder generar políticas que además, en un mundo totalmente globalizado, totalmente interdependiente, nos coloque en un lugar de menor vulnerabilidad que el que tenemos a partir de crisis provocadas por otros y que nos quieren trasladar. Agradezco, Presidente, su magnífica organización; agradezco a todos y cada uno de los representantes de los distintos países árabes, a su Secretario General y, en general, a todos aquellos hombres y mujeres que estamos hoy aquí bregando por la resolución pacífica de los conflictos porque estamos seguros que esa resolución pacífica es el único camino acertado para la seguridad de todos nosotros.

Muchas gracias”.

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