Jenín, donde los niños jamás han ido al cine, recupera hoy la gran pantalla

Europa Press

La ciudad cisjordana de Jenín, una de las que más sufrió la violencia de la primera y segunda intifadas y donde la mayor parte de los menores de veinte años jamás ha ido al cine, recuperó ayer la gran pantalla.

El “Ahmad Cinema” fue inaugurado con la presencia del primer ministro palestino, Salam Fayyad, y de Bianca Jagger, activista pro-derechos humanos y ex esposa del líder de la mítica banda británica de rock “The Rolling Stones”, Mick Jagger.

Unas 2.000 personas, hombres en su gran mayoría, y una alfombra roja esperaban a Fayyad con montones de banderas palestinas y pancartas con eslóganes como “El cine de Jenín representa nuestra cultura y nuestros sueños nacionales para establecer un estado palestino independiente con Jerusalén como capital”.

El Proyecto Cine Jenín no es una empresa privada más, sino una iniciativa nacida a partir de un suceso trágico que refleja los vaivenes de la región.

En 2005, Ismail Jatif perdió a su hijo Ahmed, de 11 años, cuando soldados israelíes le dispararon al confundir su arma de juguete con una real.

Horas más tarde, Jatif donó los órganos de su pequeño a cinco niños y una mujer israelíes, acto que inspiró el documental alemán “Corazón de Jenín”, dirigido en 2008 por Marcus Vetter.

Ambos decidieron entonces unir fuerzas para recaudar fondos para la renovación del histórico edificio, inaugurado en 1957 y que, como la mayoría de cines de Cisjordania, había cerrado sus puertas al comenzar la Primera Intifada, en 1987.

Y lo lograron: 500.000 euros (659.000 dólares) provenientes del Ministerio palestino de Cultura, el Gobierno alemán y Roger Waters, el líder del extinto grupo de rock Pink Floyd, que en sus visitas a la zona no se ha cansado de pedir el desmantelamiento del muro israelí de separación en Cisjordania, como hizo en su momento con el de Berlín.

Al acto acudieron las familias de los niños que recibieron los órganos de Ahmed, a excepción de la única judía, por motivos de seguridad.

“Estamos aquí para apoyar a Ismail, cuya generosidad de corazón ha permitido que nuestra hija esté viva y camine”, dijo a Efe el padre de Samah Ghadban, la niña que recibió su corazón.

La nueva sala está ubicada junto a la antigua iglesia y el mercado, en el centro de una urbe tristemente famosa por la sangrienta incursión del Ejército israelí en 2002 en su principal campo de refugiados, que se saldó con la muerte de 53 palestinos, 23 soldados israelíes y el destrozo de numerosas viviendas.

Tras la rehabilitación, cuenta con una sala cubierta con espacio para 350 espectadores (en la que se ha respetado el estilo de las butacas originales), así como una pantalla al aire libre, una cafetería y una biblioteca sobre el séptimo arte.

Las entradas valdrán diez shekels (unos dos euros), una cantidad pensada para el nada boyante bolsillo palestino.

El complejo albergará también una escuela de cine (que se pondrá en marcha en breve) y, en septiembre de 2011, el Primer Festival Internacional de Cine de Jenín.

“No se trata de levantar un cine nuevo, sino de abrir el que se cerró hace dos décadas y volver así algo a la vida tras los daños de la ocupación y la violencia”, explicó a Efe Muna Staiti, organizadora del acto inaugural.

Staiti subraya que el recinto ha sido renovado con la idea de albergar “un proyecto cultural mucho más amplio que permitirá que la gente tenga actividades”; por ello, el recinto del “Ahmad Cinema” se utilizará también como teatro, sala de conferencias y para conciertos.

De momento, hoy levanta el telón con “Corazón de Jenín”, el film que indirectamente le ha devuelto la vida, y este fin de semana proyectará un largometraje egipcio (muy populares en el mundo árabe) y “To shoot an elephant”, el documental del activista español Alberto Arce sobre la ofensiva israelí en Gaza de hace año y medio.

Su reapertura se suma a la de “Cinema City”, la primera sala de cine inaugurada en Nablus en dos décadas, en junio de 2009, y al cine-teatro “Al Kasaba” en Ramallah.

En Belén se estudia también construir una sala en el interior de un centro comercial, en un nuevo ejemplo de la incipiente -aunque engañosa- recuperación económica de las ciudades de Cisjordania tras años de incursiones israelíes y milicianos palestinos en las calles.

“Este cine me da la oportunidad de hacer intercambios culturales en mi propia ciudad”, resumió uno de los jóvenes asistentes a la inauguración, Farray Mohamed. “Tras años des espera, ya no necesito desplazarme a Ramallah o a Nablus para ir al cine”.

Esta entrada fue publicada en Agosto 2010, Cultura, Noticias. Guarda el enlace permanente.

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