¿Por qué siguen siendo invisibles los presos palestinos en huelga de hambre?

Richard Falk

richardfalk.wordpress.com

Cuando uno se da cuenta de que Mahatma Gandhi sacudió al Imperio Británico con una serie de huelgas de hambre, ninguna de las cuales duró más de 21 días, resulta vergonzoso que unos presos palestinos en huelga de hambre, en algunos casos desde diciembre, sigan mostrando su enorme valor al rechazar la comida por períodos que van entre 40 y más de 90 días, y los medios de comunicación no informen de esta proeza y las principales instituciones internacionales lo ignoren. Los últimos palestinos que han suscitado la preocupación de los palestinos porque sus huelgas de hambre les han llevado a las puertas de la muerte son Hassan Safadi y Samer Al-Barq. Ambos habían puesto fin a sendas huelgas anteriores porque se les prometió ser liberados según un acuerdo mediado por Egipto y anunciado el 14 de mayo de 2012, y que después Israel no implementó. Tres respetadas organizaciones de derechos humanos que tienen un largo y honroso historial de investigar las condiciones de las cárceles israelíes emitieron una declaración hace unos días expresando su “grave preocupación” por las condición médicas en las que están estos dos hombres y su “indignación extrema” por el trato que están recibiendo del Servicio Israelí de Prisiones.

Por ejemplo [la asociación palestina en defensa de los derechos de los presos políticos] Addameer y Médicos por los Derechos Humanos han informado de que Hassan Safadi, que se encuentra en el día 59 de una segunda huelga de hambre y que previamente ayunó 71 días después de que se firmara el acuerdo de liberarlo, padece problemas renales, una debilidad extrema, una grave pérdida de peso, dolor de cabeza, mareos y tiene dificultades para permanecer de pie. Para los médicos es bien sabido que al cabo de 45 días de huelga de hambre aparece un grave riesgo de fallos cardiovasculares.

Además de los padecimientos físicos de una prolongada huelga de hambre, el Servicio Israelí de Prisiones deliberadamente empeora la situación a la que se enfrentan estas personas en huelga de hambre de un modo que ha sido descrito correctamente como castigo cruel y degradante, que coincide con la definición internacional de tortura. Por ejemplo, se castiga en aislamiento a las personas en huelga de hambre o se les obliga a permanecer en presencia de otros presos o guardas que no están en huelga de hambre para que los hostiguen disfrutando de la comida. Otra forma añadida de tensión es darles falsas esperanzas de ser liberados y después defraudar estas expectativas sin argumento alguno. Estos dos presos han estado y están en detención administrativa, que supone que se ocultan pruebas y la ausencia de cargos criminales. La escrupulosa organización de derechos humanos israelí B’Tselem ha escrito que el uso de la detención administrativa es una violación del derecho internacional a menos que se limite a casos verdaderamente excepcionales, lo que no es el caso, como atestigua hasta la prensa israelí. La experiencia que ha tenido Hassan Safadi de la detención administrativa es un buen ejemplo de cómo la utilizan las autoridades de la ocupación israelí. Inicialmente su detención administrativa fue unida a su detención cuando era un niño de 16 años y desde entonces ha cumplido varios períodos en prisión sin acusaciones ni juicio, y con unos bien documentados informes de abusos, hasta acumular un total de diez años, lo que significa que en sus 34 años de vida ha pasado una parte considerable de esta entre rejas sobre la base de que era una supuesta amenaza para la seguridad [de Israel], pero sin tener ninguna oportunidad de un elemental juicio debido para contrarrestar las pruebas, defender la presunción de inocencia y hacer frente a las acusaciones. Recientemente Amnistía Internacional ha vuelto a pedir un investigación internacional sobre el trato que reciben los presos palestinos y que asegure que no se castiga a los presos palestinos por haber recurrido a huelgas de hambre.

El importante recordar el contexto de las huelgas de hambre. El emprender una exige una gran determinación de la que carecemos la mayoría de nosotros, y un compromiso interno extraordinariamente fuerte que une la vida y la muerte en una poderosa unidad casi mística. No es de extrañar que los huelguistas de hambre palestinos se hayan inspirado en Declaración de Huelguistas de Hambre de la Plaza de Tianamen de 1989: “No buscamos la muerte, sino la verdadera vida”. Los diez huelguistas de hambre del IRA dirigidos por Bobby Sands que murieron en 1981 en la cárcel de Maze en Irlanda del Norte cambiaron el enfoque que el gobierno británico tenía del conflicto, lo que llevó a establecer por fin un verdadero proceso de paz cuyo momento más importante fue el Acuerdo de Viernes Santo que puso fin a la violencia. Los huelgas de hambre de esta profundidad envían una señal de desesperación que solo puede ser ignorada por medio de una movilización de insensibilidad moral que genera una condición que se sitúa entre lo que los psicólogos llaman la “negación” y otras personas describen como “aturdimiento moral”.

Así pues, ¿por qué los medios de comunicación del mundo han ignorado a los presos palestinos en huelga de hambre?

¿Tienen que morir los presos palestinos en huelga de hambre para que sus actos sean noticia? ¿Por qué se concede tanta atención a los derechos humanos en cualquier otra parte del mundo y tan poca a la lucha palestina que se supone implica a las Naciones Unidas y es la base de gran parte del conflicto en Oriente Próximo? Aparte de unos pocos blogs en internet y de la página web The Electric Intifada, existe un bloqueo mediático de estas huelgas más recientes, lo que confirma una vez más la política de invisibilidad cuando se trata de las víctimas palestinas.

Al fin y al cabo, las Naciones Unidas (un tanto desacertadamente) es uno de los cuatro integrantes del Cuarteto (junto con Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea) que ha establecido la hoja de ruta que se supone va a llevar a la paz, con lo que debería exhibir alguna responsabilidad especial por esta alteración de la normalidad en el trato dado a los presos palestinos en las cárceles israelíes. Addameer, al-Haq y Médicos por los Derechos Humanos-Israel han pedido a los tres actores internacionales (el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la Unión Europea y las Altas Partes Contratantes de la Cuarta Convención de Ginebra) que hagan algo al respecto, como mínimo enviando misiones de investigación y elaborando informes. ¿Es demasiado esperar algún tipo de respuesta? No esperamos que el gobierno de Estados Unidos, tan parcial en todos los aspectos del conflicto, alce la voz a pesar de sus protestas preocupado por los derechos humanos en gran cantidad de países y a pesar de las casi olvidadas promesas del presidente Obama hechas en su discurso de junio de 2009 en El Cairo de entender el sufrimiento del pueblo palestino y de iniciar una nueva página en la política sobre Oriente Próximo.

Desde que empecé a seguir esta serie de huelgas de hambre a lo largo de estos últimos meses, empezando por Khader Adnan y Hana Shalabi en diciembre de 2011, me ha conmovido profundamente la constantemente alta calidad humana de estas personas en huelga de hambre expresada a través de sus declaraciones e interacciones con sus familiares y el público. Sus palabras de lealtad y de cariñosa solidaridad tienen una autenticidad que sólo se asocia con sentimientos raramente expresados excepto en situaciones extremas en las que está en peligro la propia vida. Este lenguaje tierno, la ausencia de odio y de amargura, y un tono de profundo amor y entrega es lo que hace que estas declaraciones hechas desde el corazón sean tan persuasivas. Me parece que estos sentimientos elevan el espíritu. Estas palabras merecen ser difundidas tanto como sea posible para que se entienda mejor lo que se está perdiendo a través de esta larga noche del alma que padece el pueblo palestino. Sin lugar a dudas está implícita la política de la lucha, pero los sentimientos que se expresan son profundamente políticos a la vez que están por encima de la política.

Sólo puedo esperar que escritores, poetas, cantantes y periodistas informados y sensibles, especialmente palestinos, que comparten mi punto de vista sobre estas personas en huelga de hambre harán todo lo posible para transmitir al mundo el significado de estas indagaciones en el interior de la política de no violencia. Son relatos que merecen ser contados en su totalidad quizá por medio de entrevistas o a través de series de relatos biográficos, de poemas, pinturas y canciones, pero hay que relatarlos en el mismo espíritu de amor, empatía, solidaridad y urgencia que anima las palabras de los y las palestinas en huelga de hambre.

Reproduzco a continuación un ejemplo de lo que he tratado de expresar: una carta de Hassan Safadi a su madre escrita durante su actual huelga de hambre y publicada el 30 de julio de 2012 en The Electric Intifada*, traducida [del inglés] al árabe por la bloguera palestina Linah Alsaafin, la cual añadió un emocionante comentario que es un paso en la dirección que estoy fomentando:

“En primer lugar, quiero darte las gracias, querida madre, por tu maravillosa carta, cada palabra de la cual ha penetrado en mi corazón y me ha sumido en la felicidad, el amor y la ternura. Estoy bendecido por tener una madre como tú. Por favor, da las gracias a todas las personas solidarias conmigo y que rezan por mí.

Lo que ha aumentado mi felicidad y satisfacción es que escribieras que llevas orgullosamente alta la cabeza debido a mí… Espero que lleves siempre la cabeza bien alta, lo mismo que el ánimo, querida madre. Por lo que se refiere a que estás esperando que me liberen, te recuerdo, madre, que somos creyentes.

Estamos esperando la clemencia de Dios con paciencia…como contó las palabras de Dios el profeta Mahoma, “Soy como cree mi esclavo…”. Mientras esperas que sea liberado, piensa positivamente y Dios mediante, Este no te abandonará ni a ti ni tu trabajo, ni defraudará tus expectativas.

Gracias a Dios, tengo una madre como tú, una creyente paciente que reza por mí desde lo más profundo de su corazón y te agradezco, querida madre, la preciosa canción que escribiste para alegrarme el corazón al leer su texto.

Enhorabuena por los mellizos de Nelli [su hermana] … Ruego a Dios que formen parte de los musulmanes y del Islam, y que reciban la mejor educación y que su época sea mejor que la nuestra.

Saluda a Abu Jamal y agradécele todo lo que ha hecho, y saluda a Ayah y Amir, y diles que los echo de menos; saluda a todos los que pregunten por mí y reza por ellos.”

¡Qué bonita es la última frase de tu carta!: “Dios está contigo, Él puede protegerte y cuidar de ti…Te dejo en Sus seguras manos”.

Por favor, madre, reza siempre por mí utilizando estas palabras, especialmente en el mes de Ramadán, ¡felices fiestas!.

Tu hijo”.

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