Opinión. Presos políticos palestinos: romper las cadenas de la opresión, caminar hacia la libertad

Reham Alhelsi

My Palestine

 

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de libertad.

Una brutal ocupación militar mantiene como rehén al pueblo originario de Palestina y lo ha confinado en guetos construidos en su propia tierra. Las y los palestinos están presos en sus propias casas, ciudades y pueblos, con checkpoints militares que los mantienen encerrados, los controlan y limitan sus movimientos, además de estar rodeados de colonias sionistas construidas sobre las ruinas los pueblos palestinos y sobre los huesos de los palestinos. Están presos en su propia tierra, tanto en sus casas como en las cárceles israelíes. Cada semana decenas de palestinos son secuestrados de sus casas, de sus trabajos, de las escuelas y en los checkpoints. A veces se libera a la persona detenida días o meses después, otras veces permanece encarcelada indefinidamente. Actualmente más de 4.700 palestinos y palestinas están encerrados en cárceles israelíes y la entidad sionistas viola sus derechos a diario. Además de la tortura, de los malos tratos físicos y verbales, de los continuos ataques y de la humillación, las y los presos políticos palestinos padecen negligencias médicas y se les niega una alimentación adecuada. Las celdas son atacadas y registradas a diario, a menudo en medio de la noche, y se destruyen o confiscan los objetos personales de las y los presos. Permanecen atados durante horas bajo un sol inclemente o bajo la lluvia, se les priva del sueño, se les aísla. Están obligados a comprar su comida y agua a precios extremadamente altos en la cantina de la cárcel y a pagar el agua y la electricidad que consumen.

A diario hay redadas israelíes en la ocupada Palestina. Desde 1967 las fuerzas de ocupación israelíes han secuestrado y detenido a más de 800.000 palestinos, incluyendo a 15.000 mujeres y a miles de niños. Durante la primera Intifada, al menos 116.000 palestinos fueron secuestrados y detenidos, incluyendo al menos 3.000 mujeres. Durante la Intifada de Al-Aqsa fueron detenidos más de 70.000 palestinos, incluyendo 900 mujeres y 8000 niños. Hay una media de 9.000 palestinos detenidos al año, incluyendo 700 niños. Actualmente la entidad sionista mantiene encarcelados a 4.700 palestinos en las cárceles israelíes, incluyendo:
mujeres palestinas
190 niños
320 detenidos administrativos 
19 palestinos permanecen en celdas de aislamiento 
27 son miembros del Parlamento palestino
1000 presos palestinos necesitan atención médica
120 “presos veteranos” que han estado encerrados en cárceles israelíes desde antes de 1994, entre los que se incluyen:
59 “Decanos de los presos” que llevan más de 20 años en las cárceles israelíes,
23 “ Generales de paciencia ” que llevan más de 25 años en las cárceles israelíes.
Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de que acabe la política de negligencia médica deliberada.

La negligencia médica es una forma de castigar a los presos políticos palestinos. Muchos de ellos padecen cáncer, enfermedades coronarias, tensión alta, enfermedades respiratorias y renales, diabetes, inflamaciones graves, enfermedades de los huesos y de la piel, parálisis, pérdida de visión, problemas dentales y otras enfermedades malignas o crónicas. Algunos padecen de las heridas del pasado que les infligió o bien el ejército de ocupación durante su detención o bien las autoridades de la cárcel y la inteligencia israelíes (Shabak) durante los interrogatorios y después de ellos. Muchos de ellos esperan una muerte inevitable debido a la negligencia médica, a la falta de un tratamiento médico adecuado, de medicamentos y de especialistas para tratarlos. Además de los sufrimientos físicos, más de 40 presos palestinos padecen enfermedades mentales debido a los métodos de interrogatorio utilizados por la Shabak y las autoridades de las cárceles israelíes, entre los que se incluyen la tortura.

Los presos palestinos que necesitan tratamiento médico ven cómo se les niega este, además de los tratamientos de urgencia. En vez de ello, se les castiga en aislamiento, reteniendo o retrasando la provisión de medicamentos y de tratamiento, lo que contribuye al deterioro de su situación y los va dejando morir de forma lenta y dolorosa. Los pacientes presos son tratados o bien en las llamadas clínicas de la cárcel o enviados al “hospital” penitenciario de Ramleh, que carecen ambos del equipamiento médico y de suministros básicos, y están dirigidos por personal militar con poco o ningún conocimiento médico. También se les interroga en las llamadas clínicas de la cárcel y se les chantajea para que den información. Los presos enfermos son trasladados al “hospital” penitenciario de Ramlah en furgonetas en vez de en ambulancias y viajan esposados de pies y manos. También están esposados de pies y manos durante las operaciones que a menudo se hacen sin anestesia. Quienes requieren asistencia médica urgente a menudo tienen que esperar mucho antes de recibir tratamiento, si es que tienen la suerte de recibir algún tratamiento, y se les trata simplemente con analgésicos u otros medicamentos desconocidos, independientemente de la gravedad del caso, mientras que aquellos que padecen enfermedades menores acaban padeciendo problemas graves después de ser “tratados” en las llamadas clínicas de la cárcel. A Raid Darabieh, de 36 años y originario del campo de refugiados Jabalya RC, se le diagnosticaron piedras en el riñón y fue operado cuatro veces de la espalda y de la columna por las autoridades de la cárcel israelíes después de descubrir un tumor en la columna. Todas las operaciones fracasaron y Darabieh quedó con heridas abiertas en la espalda además de perder la sensibilidad en los pies, lo que le ha dejado lisiado. Anas Shihadeh fue operado de apendicitis sin anestesia y durante la operación dejó de latirle el corazón tres veces. Nur Alasa, de 23 años, padece insuficiencia renal y cirrosis del hígado después de que las autoridades de la cárcel israelíes le dieran unas píldoras como tratamiento para un resfriado. A Amna Muna, que estaba en aislamiento y necesitaba ser operada, se le dijo que firmara un documento renunciando al tratamiento médico a cambio de no estar en aislamiento. Amal Jum’a padeció hemorragias internas durante seis meses, después de los cuales se descubrió que padecía cáncer de útero. Las autoridades de la cárcel israelíes se negaron a proporcionarle el tratamiento médico adecuado y tampoco una camilla, lo cual significó que otras presas tuvieron que trasportarla en brazos para que se pudiera mover de un sitio a otro porque su estado físico estaba tan deteriorado que ya no se podía mover por sí misma. Durante los 66 días que duraron los interrogatorios se amenazó a Samar Sbeih, que estaba embarazada, con que iba a abortar y cuando fue trasladada al hospital para dar a luz, iba esposada de pies y manos.

Desde 1967 al menos 51 palestinos presos en las cárceles israelíes han sido asesinados debido a negligencias médicas que son generalizadas en las cárceles israelíes. Por otra parte, cientos de presos que padecen enfermedades crónicas fallecen al poco tiempo de ser liberados, como Walid Al-Ghoul, Abed Wahab Al-Masri, Talal At-Tahhan, Saleh Dardonah, Ahmad Khadra y Mahmoud Abu Mathkour. Muchos presos palestinos que padecían cáncer solo fueron liberados cuando ya no había esperanza alguna de curación. La entidad sionista quería evitar que murieran en la cárcel y que saliera a la luz su política de negligencia médica deliberada. El último mártir en morir es Zakariya al que se le había diagnosticado cáncer, no recibió tratamiento alguno en las cárceles israelíes y sólo fue liberado cuando no había esperanza de curación. Issa murió en enero de 2012, unos meses después de ser liberado. Según varias organizaciones palestinas a favor de los presos, hay más de mil presos palestinos que padecen problemas médicos, cientos de los cuales necesitan urgentemente ser operados.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de que acabe la política de aislamiento.

Las autoridades de la cárcel israelíes utilizan el aislamiento para castigar a los presos políticos palestinos por protestar por el trato inhumano que reciben a manos de los carceleros israelíes, por reivindicar sus derechos, por ser dirigentes políticos o por ninguna razón más que perseguir y acosar a estos presos. Las justificaciones van desde que “causan amenazas”, “son peligrosos” o tienen “influencia” sobre otros presos.

Generalmente las órdenes de aislamiento se dictan sin razón alguna y los presos que son enviados a aislamiento permanecen así durante muchos años, sin acceso a otros presos ni al mundo exterior. Las celdas de aislamiento tienen unas dimensiones de solo 1.8m x 2.7m, incluyendo el WC. Estas celdas son húmedas y están muy mal ventiladas. Tienen una puerta de acero con una apertura para pasar la comida a preso y una ventana pequeña cerca del techo lo que provoca una gran humedad. En las celdas de aislamiento no entra aire fresco ni luz natural. Los presos tienen que vivir, cocinar, dormir, ducharse y hacer sus necesidades en estas celdas. Apenas tiene espacio para moverse o para sus pertenencias. El preso político Abbas As-Sayid afirmó que si las cárceles israelíes son tumbas para los vivos, entonces el aislamiento es maltratar los cuerpos de los mártires [muertos] y añadió que se considera que el aislamiento es una de las políticas de castigo más duras contra los presos políticos, ya que los aísla completamente en una celda en la que no entra el sol, y carece de ventilación y de los requisitos mínimos.

El 11 de marzo de 2003 seis presas palestinas fueron castigadas en aislamiento porque habían pedido a las autoridades de la cárcel que les proporcionaran agua caliente para lavarse durante el invierno. Por otra parte, Mousa Dudeen estuvo 25 días en huelga de hambre para protestar por su aislamiento. Su salud se deterioró y se le prometió que se le sacaría de aislamiento si acababa su huelga de hambre. Aunque la dejó, fue enviado de nuevo a aislamiento al cabo de pocos días. La presa Ahlam At-Tamimi fue enviada a aislamiento como castigo por haber escrito en un papel a su abogado durante una visita una lista con los nombres de todas las presas palestinas. Actualmente hay al menos 19 presos palestinos en celdas deaislamiento de la entidad sionista.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de que acabe la tortura.

La entidad sionista utiliza sistemáticamente la tortura contra los presos palestinos, incluyendo mujeres y niños. Las confesiones extraídas bajo tortura son admisibles en los tribunales israelíes y los interrogadores israelíes utilizan más de ochenta métodos de tortura física y psicológica, incluyendo golpear duramente, poner grilletes, la privación de sueño, quemar a los detenidos con cigarrillos, arrancarles las uñas, mantenerlos colgados durante horas, baños calientes o helados, permanecer de pie durante horas y el acoso sexual. La presa palestina Nili As-Safadi fue encerrada en una celda de aislamiento durante más de 45 días en el centro israelí de detención de Bet Hatikva. La celda estaba a oscuras, no se le dio apenas comida ni se le permitió cambiarse de ropa durante todo el tiempo que permaneció aislada. Durante los interrogatorios fue sometida a todo tipo de torturas psicológicas y físicas para obligarla a confesar. Como no lo hizo, toda su familia y la de su marido fueron detenidas. Más tarde fue trasladada a la cárcel de HaSharon en un viaje que duró 12 horas durante las cuales permaneció esposada de pies y manos, sin comida ni bebida. Iman Ikhlayyil fue secuestrada en un checkpoint militar israelí el 20 de junio de 2010, torturada por los soldados durante los interrogatorios y tuvo que ser llevada dos veces al hospital. Maha Awwad describió el tiempo que permaneció en el centro de detención: uno de los soldados le dio patadas hasta que empezó a sangrar por la boca, otro la amenazó con violarla y cuando pidió agua para beber un soldado orinó en una botella y se la dio.

Además de ello, la entidad sionista encarcela a las madres, hermanas e hijas [de los presos], las tortura para obligar a sus familiares a entregarse a las fuerzas de ocupación israelíes o para forzar las confesiones acerca de sus familiares preso. Fathiya Swees, una madre de 57 años, fue detenida el 19 de julio de 2010. Su hermana Ikhlas, mujer de un preso, también fue sometida a interrogatorio. Una vez liberada el 1 de agosto de 2010, Swees relató que había sido torturada, que se le había impedido dormir y obligado a permanecer muchas horas de pie a pesar de su mal estado de salud. Fue amenazada con la detención de todas sus hermanas si no daba información.

Desde 1967, al menos 70 palestinos que estaban presos en las cárceles israelíes murieron a causa de las torturas utilizadas en los interrogatorios.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de su derecho a recibir visitas.

Un método de castigar a los presos palestinos es reducir el tiempo de las visitas familiares a los presos palestinos de 45 minutos a 15 minutos, o cancelar todas las visitas a pesar de las muchas penalidades por las que tienen que pasar sus familiares para llegar a ellas.

Al cumplir los 16 años un niño o niña palestina ya no puede visitar a su padre o madre presa sin un permiso especial que no es fácil de conseguir. Además, a muchos presos de Gaza, árabes y de Cisjordania se les niega totalmente el derecho a recibir visitas desde hace más de seis años. Con mucha frecuencia se abusa o se humilla a los familiares de los presos en los checkpoints israelíes cuando van de viaje a visitar a sus familiares y se exige a los padres que se sometan a cacheos desnudos [antes de la visita], lo que obliga a muchos a volverse sin ver a sus hijos. A veces los familiares llegan a la cárcel después de este largo y cansado viaje, y las autoridades de la cárcel les dicen que se ha cancelado la visita sin darles razón o justificación alguna.

También se impide a los abogados reunirse con los presos palestinos como una forma de castigarlos. Otra forma de negar los derechos de los presos palestinos a las visitas familiares es separándolos de otros familiares que también están presos en las cárceles de la entidad sionista. Hay muchos casos de presos palestinos que están en la cárcel al mismo tiempo que otros familiares, como sus parejas, hijos u otros familiares, y no se les permite visitarlos.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de que acabe la detención administrativa.

La entidad sionista secuestra a menudo a los palestinos de sus casas y los encarcela bajo la detención administrativa, que permite al ejército israelí mantener a los palestinos presos hasta seis meses que se pueden prorrogar indefinidamente, sin ser llevados ante el juez ni informados de la razón de su detención. Las autoridades de la cárcel israelíes la usan como una forma prolongada de detención y a lo largo de los años miles de presos palestinos han permanecido encarcelados en detención administrativa durante periodos que van de los seis meses a más de ocho años, sin haber sido juzgados o acusados. En algunos casos, varios palestinos en detención administrativa han permanecido en la cárcel durante diez años y más. Ahmad Nabhan Saqer lleva cuatro años en detención administrativa. Fue detenido tres veces consecutivas, cada vez en detención administrativa, con lo que ha pasado un total de 12 años en las cárceles israelíes sin acusaciones ni juicio. Según la legislación concerniente a la detención administrativa, los palestinos comparecen ante tribunales militares formados por tres jueces nombrados por las fuerzas de ocupación israelíes. Estos jueces, que están autorizados a aprobar o cancelar el tiempo de detención administrativa, a menudo carecen de formación legal y, por lo tanto, no cumplen las normas internacionales para que haya un juicio justo.

Desde el inicio de la Intifada de Al-Aqsa en septiembre de 2.000 unos 20.000 palestinos han sido encarcelados en detención administrativa por la entidad sionista. Actualmente hay 320 palestinos presos en detención administrativa en las cárceles israelíes.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de que acabe la detención de niños.

Desde 1967 la entidad sionista ha secuestrado y detenido a más de 800.000 palestinos, incluyendo miles de niños. Durante la Intifada de al-Aqsa fueron secuestrados y detenidos más de 70.000 palestinos, incluyendo 8.000 niños, que son secuestrados de sus casas, de la escuela, mientras juegan en la calle o en los checkpoints militares. Les vendan los ojos, los esposan y los llevan a los centros de detención donde son separados de los demás. Los soldados de la ocupación y los interrogadores los pegan, los amenazan, abusan de ellos y los someten a todo tipo de torturas físicas y psicológicas para sacarles confesiones. No se permite que un abogado o un familiar asistan a los interrogatorios y se les obliga a firmar papeles en hebreo que no comprenden.

Contrariamente a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños que define que un niño es todo de 18 años, las leyes militares israelíes consideran que un niño palestino de más de 16 años es un adulto al que se puede tratar, juzgar y condenar como tal. En la práctica, niños palestinos de 12 años y menos pueden ser detenidos, juzgados como adultos en tribunales militares israelíes y por oficiales israelíes que actúan tanto como fiscal como de juez. Muchos de los niños detenidos son sometidos a la detención administrativa sin cargos ni juicio.

Los niños que son declarados culpables a menudo son sentenciados a penas muy duras por arrojar piedras, como 12 o 14 años, muchas veces sin pruebas o en base a falsos testimonios de los soldados. A estos niños se les niegan sus derechos básicos y, al igual que los adultos, son sometidos a torturas, amenazas, privación de sueño, se les vendan los ojos y se les ponen esposas en las manos y los pies, permanecen en aislamiento, les tortura con quemaduras de cigarrillos y cortes de navaja, permanecen colgados durante largo rato, recibe baños de agua muy fría o muy caliente, les ponen la bolsa en la cabeza y les disparan con balas pequeñas de plástico. También son encerrados en celdas saturadas de presos, se les priva de comida comestible y de agua bebible, y a muchos les niegan las visitas familiares o las llamadas. También padecen negligencias médicas y malnutrición.

Según Defence for Children International/Sección de Palestina (DCI/PS) :

90 días: periodo de tiempo en el que a un preso palestino, incluyendo los niños, se le puede negar el acceso a un abogado y puede permanece incomunicado (Orden Militar 378)

20 años: pena máxima que se puede impone a un palestino, incluyendo los niños, por arrojar piedras (Orden Militar 378)

188 días: periodo de tiempo que un preso palestino, incluidos los niños, puede permanecer detenido sin cargos (Orden Militar 378)

2 años: periodo de tiempo que un preso palestino, incluidos los niños, puede permanecer preso entre la acusación y el juicio.

En los últimos años han aumentado los detenciones masivas de niños palestinos. El 10 de febrero de 2010, durante una redada militar en el campo de refugiados de al-Jalazoun en Ramala, 19 niños fueron secuestrados de sus casas. Fueron golpeados y hostigados, y sus familiares cuentan que las Fuerzas de Ocupación de Israel* utilizaron una fuerza excesiva durante las detenciones. Fueron llevados a centros de detención e interrogados sin la presencia de un abogado o de un familiar. Durante otra redada nocturna similar, esta vez en Silwan en Jerusalén, varios niños palestinos entre 12 y 15 años fueron secuestrado de sus casas: los sacaron de la cama, les vendaron los ojos y los llevaron a las celdas para interrogatorios en Maskubiyyeh. No permitieron a los padres acompañarlos. Estos niños testificaron después que les habían amenazado y golpeado durante los interrogatorios.

Cada año se detiene una media de 700 niños palestinos. Actualmente hay al menos 190 niños palestinos presos en las cárceles israelíes.
Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y protestemos por los “Cementerios de números” israelíes.

La entidad sionista, con su ejército que es “el más moral del mundo”, es la única entidad del mundo que no solo castiga a los vivos por buscar la libertad y la justicia, sino que también castiga a los muertos. Esta entidad terrorista juzga y persigue a los mártires palestinos, retiene sus cuerpos y los utiliza como moneda de cambio. Algunos mártires están cautivos en las morgues mientras que otros son enterrados en lo que se conoce como “cementerios de números”, que son cementerios secretos en zonas militares cerradas, con tumbas denudas rodeadas de piedras, cada una de las cuales solo tiene un número inscrito en una placa de metal para identificarla. Las tumbas no son lo suficientemente profundas y los cuerpos se entierran en zonas arenosas poco profundas lo que hace de ellos una presa fácil de la erosión de la tierra y de los animales**. No tienen lápidas ni nombres, solo unos números que se dan a seres humanos que tienen nombres, hogares y familias. Se han identificado cuatro de estos muchos cementerios:

1. Un cementerio situado cerca del puente Banat Yacoub Bridge en una zona militar que bordea Líbano y Siria. Supuestamente contiene unas 500 tumbas de palestinos y libaneses muertos en [la invasión de Líbano de] 1982 y después.

2. Un cementerio situado en una zona militar cerrada entre Jericó y el puente Adam sobre el río Jordán. Está rodeado de un muro con una puerta de acero y un cartel que reza “Cementerio para los muertos del enemigo”. Contiene más de cien tumbas con números del 5003 al 5007. No se sabe si son números consecutivos asignados a individuos o, como afirma Israel, códigos administrativos sin relación con el número real de cuerpos enterrados.

3. El cementerio de Refedeem en el valle del Jordán. No hay datos al respecto.

4. El cementerio de Shuheitar, situado cerca de Wadi Al Hamam, un pueblo al norte de Galilea. La mayoría de los cuerpos de este cementerio corresponde a las víctimas asesinadas en el valle del Jordán entre 1965 y 1975. En la parte norte del cementerio hay treinta tumbas divididas en dos hileras mientras que otras veinte están situadas en la zona central. De forma vergonzosa, todas estas tumbas son poco profundas y están en un terreno arenoso que cuando queda expuesto a la lluvia, permite que los cuerpo queden expuestos y merced de los animales.

Estos mártires fueron secuestrados después de su muerte y sus cuerpos permanecen cautivos desde entonces. Muchos llevan décadas cautivos, como el mártir Ali al-Ja’fari del campo de refugiados de Dheisheh, asesinado cuando estaba encarcelado por Israel durante la huelga de hambre de Nafhah en 1980. Algunos de los mártires fueron “juzgados” después de muertos y están “cumpliendo condena”, como el mártir Mohammad Al-Mansi a cuya familia se le dijo que su hijo muero había sido condenado a 14 años de cárcel. [Los cuerpos de] Otros mártires están encarcelados sin razón y las familias creen es debido a que los cuerpos de sus hijos muestran señales de una ejecución y los retienen para ocultarlo o para ocultar operaciones para robarles los órganos que el ejército israelí lleva décadas haciendo con los cuerpos de los mártires. Se pide a las familias de los mártires que identifiquen el cuerpo pero no se les permite llevárselo, o bien el ejército les informa de que su hijo está muerto y que continúa “detenido”. El objetivo de esta inmoralidad es castigar no sólo al muerto sino colectivamente a las familias a las que no se les da la oportunidad de despedirse de sus seres queridos ni de llorar ante sus tumbas. Estos “cementerios de números” son muestra de la falta de respeto que la entidad sionista tiene por todos los valores y principios humanos conocidos. Pero en este caso el criminal no es sólo la entidad sionista, sino también el llamado mundo libre que continuamente habla de derechos humanos y de dignidad, pero está ciego y sordo ante las acciones inmorales de la inmoral entidad sionista. Los mártires tienen que ser respetados y descansar de manera digna y no estar presos en su propia tierra, y las familias tienen que poder llorar a sus hijos y darles un entierro digno.
Al menos trescientos palestinos están cautivos en estos cementerios y morgues.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y su reivindicación de libertad.

Una huelga de hambre es una forma legítima de resistencia y de protesta utilizada por los presos palestinos en la lucha por sus derechos y para protestar por las detenciones ilegales, las condiciones inhumanas en las cárceles israelíes, los castigos arbitrarios, la política de aislamiento, los malos tratos y el acoso. Por medio de las huelgas de hambre los presos palestinos desobedecen a los carceleros y a las cárceles. Por medio de la fuerza de su voluntad y de su inquebrantable determinación están diciendo al mundo entero: “Sí al dolor del hambre, no y mil veces NO al dolor de la sumisión”. Mientras algunas huelgas de hambre son indefinidas y duran hasta que se satisfacen las reivindicaciones de los presos, otras duran un día para protestar por determinada política o mostrar solidaridad con otros presos políticos. Hay huelgas de hambre generales, en las que participan todos los presos en todas las cárceles israelíes, y huelgas de hambre parciales en las que los presos palestinos de una prisión israelí particular se declaran en huelga de hambre para protestar por el mal trato en esa cárcel en concreto. Abbas As-Sayyid estuvo varias veces en huelga de hambre para protestar por estar en aislamiento y por el trato inhumano que reciben los presos palestinos de los carceleros israelíes. En mayo de 2011 estuvo 23 días en huelga de hambre durante los cuales no se permitió que lo visitara ningún abogado. Cuando su salud se deterioró fue trasladado al hospital, a pesar de lo cual continuó la huelga. El 20 de junio de 2011 Atef Wreidat, de 45 años y originario de Ad-Dahriyyeh, fue aislado a pesar de padecer problemas cardiacos, tensión alta y diabetes, y a pesar de necesitar desesperadamente una operación. Empezó una huelga de hambre y se negó a tomar la medicación para protestar por los continuos aplazamientos de la operación del corazón que necesitaba desesperadamente, por el trato inhumano y por las medidas arbitrarias contra él por parte de las autoridades de la cárcel, y por la política de negligencia médica. Wreidat fue trasladado al “hospital” penitenciario de Ramleh después de que su salud se deteriorara a consecuencia de la huelga de hambre. El 27 de junio de 2011 la dejó cuando la administración de la cárcel le prometió sacarlo de aislamiento y trasladarlo a otra cárcel, pero la reanudó dos días después tras haber sido engañado por la administración de la cárcel. En vez de trasladarlo a otra cárcel como le habían prometido, fue castigado con el aislamiento además de imponerle sanciones, como suprimir las visitas familiares durante cuatro meses y una multa de más de 500 dólares.

Raja’ Al-Ghoul fue secuestrada de su casa en medio de la noche, esposada y llevada a la cárcel de Jalameh. Al-Ghoul fue obligada a permanecer sentada todo un día con las manos esposadas detrás y amenazada con la tortura y con la detención de su marido para obligarla a confesar. Durante los 25 días de los interrogatorios se negó a comer y solo bebió agua, y el último día de los interrogatorios fue llevada a una sala muy fría, con una cama de piedra y un colchón muy fino. Los interrogadores dijeron a Al-Ghoul que iba a estar en esa celda fría todo el tiempo que estuviera encarcelada como castigo por no hablar. Cuando se negó a hablar, Al-Ghoul fue trasladada a una celda de presas comunes israelíes donde siguió su huelga de hambre y se negó a tomar sus medicamentos para el corazón. Debido al deterioro de su salud las autoridades de la cárcel israelíes se vieron obligadas a trasladarla al módulo 11 de la cárcel de Tal Mond (para presas políticas).

Los presos palestinos han emprendido muchas veces huelgas de hambre para protestar por las condiciones inhumanas de las cárceles israelíes ( más hulegas de hambre ). Tzahi Hanegbi, exministro israelí de Seguridad Interna, declaró en 2004 después de que los presos palestinos en las cárceles israelíes declararan una huelga de hambre en contra de las inhumanas condiciones de las cárceles : “Pueden hacer huelga un día, un mes, hasta que se mueran. Nosotros conjuraremos esta huelga y será como si nunca hubiera ocurrido. Se ha ordenado que se ase carne en unas grandes barbacoas situadas en el exterior de la cárcel y que se haga pan a las puertas de la cárcel, para torturar a los presos con estos olores. Se anima a los guardas de la cárcel a que coman todo esto ante los presos que ayunan”. Más tarde dijo: “Por lo que a mí respecta, ¡pueden morirse de hambre!”.

Las autoridades de la cárcel israelíes a menudo tratan de acabar con estas huelgas por la fuerza, lo que ha provocado la muerte de seis presos. Entre los mártires de huelgas de hambre están:

1 Abdel Qader Jabir Abu Al-Fahim, del campo de refugiados de Jabalia, Gaza, muerto el 11 de mayo de 1970 durante la huelga de hambre de Asqalan.

2 Rasim Mohammad Halaweh, del campo de refugiados de Jabalia, Gaza, muerto el 20 de julio de 1980 durante la huelga de hambre de Nafha.

3 Ali Shehadeh Al-Ja’fari, del campo de refugiados de Dheisheh, Belén, muerto el 24 de julio de 1980 durante la huelga de hambre de Nafha.

4 Anis Mahmoud Douleh, de Qalqilia, muerto el 31 de agosto de 1980 en Asqalan.

5 Ishaq Mousa Al-Maraghah, de Silwan, Jerusalé, muerto el 16 de noviembre de 1983 en Beir As-Sabi’.

6 Hussein As’ad I’beidat, de Jerusalé, muerto el 4 de octubre de 1992 durante la huelga de hambre de Asqalan.

Ante la huelga de hambre indefinida iniciada por los presos políticos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, solidaricémonos con ellos, apoyemos su justa lucha y recordemos a todos los presos políticos asesinados por la entidad sionista.

Desde 1967 al menos 202 presos palestinos han sido asesinados por la entidad sionista mientras estaban encarcelados.

70 presos políticos palestinos murieron a consecuencia de las torturas a manos de los interrogadores militares israelíes:

Yousef Al-Jabali, Mustapha Harb, Fathi Al-Natsheh, Younis Abu Sbeitan, Qasem Abu Aker, Ahmad Abu Amerah, Qasem Abu Khdeirah, Awn Al-‘Ar’er, Othman AlBahsh, Deeb Shtayeh, Hashim Karim, Salim Safi, Mustapha Al-Drabee’, MuhyiIldeen Al’Uri, Mohammad Wishah, Hassan Al-Sawarkah, Issa Abdel Hamid, Mustapha Al-Awawdah, Naser Aldeen Al-Shakhsheer, Fareez Tashtoush, Omar Shalabi, Salem Abu Sitta, Jamil Barakat, Fouad Hmed, Ahmad Dahdoul, Youssef Karim, Nasser Alheb, Said Abu Sitta, Faiz Al-Tarayrah, Salameh Hassouni, Husam Qar’an, Yacoub Dababish, Hamzah Abu Sh’eb, Khalil Abu Khadijah, Mahmoud Freitekh, Ghassan Lahham, Tariq Al-Hindi, Tariq Hammouri, Awwad Hamdan, Khadir Tarazi, Ibrahim AlRa’i, Iyad Aqil, Nabil Ibdah, Hani AlShami, Ibrahim Mutawwar, Mahmoud AlMasri, Jamal Abu Sharkh, Khalid Alsheikh Ali, Abdallah Alawneh, Atiyah Za’aneen, Ali AlShahid, Sami Zu’rub, Mustapha Akkawi, Ahmad Barakat, Samir Omar, Mohmmad Barbas, Haazim Eid, Mustapha Barakat, Ayman Barhum, Samir Salameh, Ayman Nassar, Mohammad AlJundi, Abdel Samad Hreizat, Ma’zuz Dalal, Majid Daghlas, Khalid Abu Dayyeh, Nidal Abu Srour, Ibrahim Abu Hawwash, Ali Abu Alrub y Wael AlQarawi.

74 presos políticos palestinos fueron asesinados a sangre fría por las fuerzas israelíes de ocupación después de ser detenidos:

Ahmad Al-Nuweiri, Kahlil Syam, Zaki Syam, Ahmad Abu Dayyeh, Yopusef ‘Asaliyeh, Ahmad Afaneh, Haris Abu Alhayyeh, Ali Abu Sultan, Samih Abu Hasaballah, Mohammad Khreizat, Hassan Abu Rukba, Khader Hilani, Bilal Burini, Jamal Qiblan, Mohammad Abu Jami’, Bader Karadah, Ibrahim Barad’ah, Yousef Al-Mughrabi, Hassan Abu Sh’era, Mahmoud Khalil, Jamal Thalji, Mustapha Yassin, Ali Julani, Issa Dabadbeh, Midhat Abu Dalal, Mohammad Hussein, Yousef AlSukarji, Jassir Samaro, Nasim Abu-Alrus, Karim Mafarjeh, Anwar Abdel Ghani, Abdel-Ghani Abu Daggah, Mahmoud Salah, Basim Abu Shihadeh, Khalid Awad-Allah, Ismael Zaid, Said Mahdi, Abdel Rahman Abdallah, Omar Musa, Ahmad ‘Ajaj, Azmi ‘Ajaj, Baha’ Sharqawi, Hazim Qabaha, Ala’ Khadriyeh, Yassin Al-Agha, Jadallah Shokah, Omran Gheith, Faiz Jabir, Mohammad Al’s’is, Jasir Hasaneen, Ahmad Atiyah, Abdel Afu AlQassas, Falah Masharqah, Qasem Al-Ja’bari, Mohammad Al-Khawaja, Walid Srouji, Hisham Abu Jamous, Sufian Al-‘Ardah, Tha’er Al-Mahdawi, Jamal Abu Mallouj, Iyad Al-Khatib, Ali Abu Hijleh, Nassar Abu Slim, Tariq Al-Hindawi, Mahmoud Kmel, Salah Sheikh Eid, Mazin Shabat, Salim AbulHija, Mahmoud Abu Hassan, Fawwaz Freihat, Obeidah Dweik, Izz Iddin Kawazbeh, Amjad Shilbayeh y Ziad Al-Julani.

51 presos políticos palestinos muertos a consecuencia de la política de negligencia médica generalizada en las cárceles israelíes:

Khalil Rashaydeh, Abdelqader Abu Al-Fahim, Ramadan Al-Banna, Omar Awad-Allah, Omran Abu Khalaf, ‘Ajaj Alawneh, Nasser Hweitat, Farid Ghannam, Idrees Nofal, Rasim Halawah, Ali Al-Ja’farai, Anis Dawlah, Salah Abbas, Ali Al-Shatreet, Salim Abu Sbeih, Michael Lazaro, Isaac Maraghah, Mahmoud Najajrah, Qandil Abdel Rahman, Ata Ayyad, Mohammad Hammad, Abdel Min’im Kolek, Omar AlQasem, Muhammad Al-Rifi, Raeq Suleiman, Jasir Abu Rmeileh, Hussein ‘Abeidat, Yahya Natour, Ahmad Ismael, Riyad Udwan, Yousif Al’ar’ar, Mohammad Dahameen, Ahmad Jawabreh, Walid Amr, Bashir ‘Eweis, Fawwaz Al-Balbal, Mohammad Abu Wahdan, Bashar Bani Odeh, Jawad Abu Maghseeb, Suleiman Darabjeh, Rasim Ghneimat, Abdel Fattah Raddad, Jamal Saraheen, Mahir Dandan, Shadi Sa’aydeh, Omar Masalmeh, Fadi AbuRub, Fadil Shaheen, Jum’a Musa, Ra’id Abu Hammad y Mohammad Abdeen.

7 presos políticos palestinos muertos dentro de la cárcel por disparos de los guardas de la cárcel:
- Assad Al-Showa, de Gaza, asesinado el 16 de agosto de 1988 en el campo de detención de Al-Naqab.
- Bassam Al-Somoody, de Al-Yamon, asesinado el 16 de agosto de 1988 en el campo de detención de Al-Naqab.
- Nidal Deeb, de Ramallah, asesinado el 8 de febrero de 1989 en al cárcel de Majido.
- Abdallah Abu Mahruqa, de Deir Al-Balaha, asesinado el 12 de septiembre de 1989 en la cárcel de Ansar 2.
- Sabry Mansoor, de Al-Jeep, asesinado el 7 de julio de 1990 en la cárcel de Ofer.
- Musa Abdul Rahman, de Nuba, asesinado el 18 de enero de 1992.
- Mohammed Al-Ashqar, de Sida, asesinado el 22 de octubre de 2007 en el campo de detención de Al-Naqab.

Y al tiempo que mostramos nuestra solidaridad con todos las y los palestinos presos en cárceles sionistas, apoyamos su justa lucha, su llamamiento a una huelga de hambre general e indefinida, y sus justas reivindicaciones, recordemos que 10 presos políticos palestinos llevan más de siete días en huelga de hambre indefinida :

Bilal Thiab: 51 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Tha’ir Halahleh: 51 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Hasan As-Safadi: 44 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Omar Abu Shallah: 44 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Mohammad At-Taj: 33 días en huelga de hambre indefinida para exigir ser reconocido como preso de guerra,
Faris An-Natour: 30 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Ja’far Izz Iddin: 29 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Mahmoud As-Sirsik: 28 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Oday Daraghmah: 27 días en huelga de hambre indefinida en contra de la detención administrativa,
Abdallah Barghouthi: 7 días en huelga de hambre indefinida en contra de la política de aislamiento.

Libertad para TODOS los presos políticos palestinos encerrados en cárceles israelíes.
Libertad para TODOS los presos políticos encerrados en cárceles israelíes.
Libertad para TODOS los presos políticos encerrados en cárceles de la ocupación, de la opresión y de la dictadura.
Libertad para Palestina, desde el río [Jordán] al mar [Mediterráneo].
Para saber más acerca de los presos políticos palestinos:
A Nation Behind Bars: Palestinian Political Prisoners in Israeli Detention 
Palestinian Prisoners: A Symbol of Resistance, Steadfastness and Pride 
Graves for the Living: Palestinian Political Prisoners in Solitary Confinement 
Palestinian Prisoners on Hunger Strike: Defeating Oppression, Liberating Palestine 
On International Women’s Day, Palestinian Political Prisoners Remain the Spearhead of Resistance 
Palestinian Prisoners of Freedom (video) 
Palestinian Prisoners on Hunger Strike: The Struggle for Freedom, for Justice, for Palestine Continues 

Fuentes del artículo:
www.ppsmo.ps
www.palestinebehindbars.org
www.alasra.ps
www.waed.ps
www.freedom.ps 

*El ejercito israelí se autodenomina Fuerzas Defensivas de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), pero los palestinos lo denomina Fuerzas de Ocupación de Israel (IOF). (N. de la T.)

** Recordemos que la religión musulmana requiere enterrar a los muertos envueltos en una mortaja y directamente en la tierra, sin ataúd. (N. de la T.)

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