PROFESIONES

Gustavo Duch Guillot, 1 de noviembre de 2011

Cuando sólo era un tierno brote verde pensaba y repensaba que le gustaría ser de mayor, por eso era tan preguntón con sus parientes mayores.

– ¿Cómo te fue con tu vida?

¿Cuéntame otra vez aquella aventura? ¿De verdad que fue así? Coleccionaba en su diario todas esas andanzas para después confeccionar una lista con las cosas que le gustaría ser y las que no.

Cosas que me gustaría ser:

Ser frutero y que los niños y niñas me trepen y me sisen mis manzanas, mangos o aguacates.

Ser la sombra de reuniones clandestinas donde se piensen revoluciones.

Ceder mi tronco para que garabateen en él corazones de amor eterno.

Ser las ramas de muchos nidos.

Ser las ramas de la cabaña de Tarzán.

Ser, en cada amanecer, el abrazo de borrachines solitarios.

Ser apartamento de ardillas y pájaros picapinos.

Cosas que no me gustaría ser:

Ser el árbol que da la rama donde anudan la soga del ahorcado.

Ser cortado joven para agonizar lentamente emperifollado con bolas de colores, guirnaldas y una estrella navideña en mi copa.

Ser centenario, pasando cien años de soledad, huérfano en un monocampo de maíz.

Ser olivo palestino sitiado y prisionero, lejos de mis cuidadores campesinos.
Ser talado, tritutarado y reducido a celulosa, que procesada como papel será vendido a miles de kilómetros de mi bosque.

Si me gustarán los viajes largos…en lugar de raíces tendría alas.

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